Los alumnos/as de Infantil, organizados en grupos burbuja, disfrutan de su día a día con la única restricción de relacionarse solamente con sus compañeros de aula.

Esto ha supuesto cambiar todos los protocolos de funcionamiento: el de guardería (se sientan en sitios fijos, junto a compañeros de clase o, en su defecto, junto a hermanos), de entrada (son acompañados directamente desde el autobús hasta el aula), de los “etxekos” (se acorta el tramo horario para poder tenerlos separados en un mismo espacio), en los patios (son tres los turnos  y en cada uno de ellos, separados los espacios por los colores de cada sección con los que se ha pintado el patio), de comedor (la capacidad del jantoki al 33%), en la utilización de los baños (limpieza y desinfección tras el uso de cada clase), de salida hacia los buses ( son entregados por la andereño directamente en su respectivo bus, etc.

La impartición de las clases es el único aspecto que no se ha visto afectado por dichos requerimientos. La actividad escolar sigue su dinámica con la salvedad de que los niños/as ven a sus andereños con mascarilla. Somos conscientes de que, sobre todo para los más pequeñitos, no es la forma más deseable de interactuar. Pero se suple con dosis extra de cariño y paciencia.

Algo bueno sí nos ha traído el COVID. Nos hemos dado cuenta de que el jardín que tenemos junto al huerto puede ser un espacio de diversión y esparcimiento, muy aprovechable. Allí también se han limitado 4 espacios, de tal manera que cada curso pueda salir en horario de recreo en modo burbuja.

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