Esta célebre frase, pronunciada por Enrique IV al convertirse al catolicismo, bien podemos aplicarla a los 63 osados de 1º de Bachillerato (profesores incluidos) que durante la Semana de Pascua hemos disfrutado (y, a ratos, hasta padecido) del Viaje de Estudios.
El magnífico Monte Saint-Michel, las históricas playas del desembarco de Normandía, las preciosas ciudades de Caen y Rouen y, por supuesto, la imponente Ville lumière, París, han sido testigos del paso de Urdaneta por sus calles.

No se trata de un viaje más; para todos ha sido una oportunidad especial, diferente, de viajar y conocer nuevos lugares. Además, el hecho de hacerlo juntos, como parte de un curso irrepetible, le ha dado unos tintes mágicos.
Afortunadamente, a pesar de las numerosas incidencias acaecidas (ajenas, todo hay que decirlo, al comportamiento de los alumnos), todos hemos regresado a casa con la sensación de haber vivido una semana muy especial y que, por supuesto, ha merecido la pena.
Gracias a todos los que han hecho posible este viaje y a aquellos que, con su buena actitud, han contribuido a que el Viaje de Estudios de Urdaneta 2014 pase a los archivos de la historia del colegio con nota elevada.

Sin duda, queda dicho, bien ha valido la pena. Eskerrik asko!

El grupo al completo ante la fuente de Saint Michel de París
El grupo al completo ante la fuente de Saint Michel de París

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